Julio César Reyes |
Opinión por:
Julio César Reyes
@juliodemocrata2
Sin duda el mundo no será el mismo, Latinoamérica quedará muy marcada en materia social. Llevamos décadas en la Región con gobiernos que sólo han aumentado el populismo, la corrupción, la pobreza y la desigualdad social. Venezuela no se ha escapado de ello, a pesar de los tiempos difíciles que atravesamos los venezolanos, seguimos reclamando por una clase política seria, responsable, coherente en discurso y acción.
Dónde la prioridad sean los
ciudadanos, las familias, la República y el retorno urgente de la
institucionalidad. El reto hoy es tener la capacidad de construir desde la paz (si
la paz), las balas, la persecución, la muerte, la cárcel por opinar o exigir
nuestros derechos fundamentales, jamás logrará que nuestra sociedad avance.
Todo lo contrario, el venezolano
quiere descansar ya de tanto sufrir y de odiarnos, al punto más cruel y
despiadado. La maldad de algunos sectores políticos de ambos bandos polarizados
extremistas debe parar, en el medio de su "Guerra" por el poder a
costa de lo que sea, se lleva por medio a la mayoría que sueña con un país
viable en todos los sentidos, comenzando por la PAZ, no la de los sepulcro. La
Paz en la convivencia normal y del desarrollo de cada ciudadano, de la vida
misma del país en materia social, económica y político con altura.
En este tiempo duro la clase política
debe convertirse en verdaderos representantes de la gente, rescatar el
camino de la política real y sus aristas diversas, sin muertos ni balas, sin
perseguidos o enjuiciados por la maldad de quiénes se creen "omnipotentes
todopoderosos" esto para ambos extremos del poder político actual,
haciendo la salvedad que la responsabilidad más grande la tiene quiénes
ostentan el poder de las instituciones públicas y de las fuerzas de seguridad
del estado. No es descabellado pensar en la promoción de un nuevo pacto social
que permita sanar tanto odio, división e injusticia.
Qué logremos consolidar
verdaderamente acuerdos en pro de la gente y el país, entre toda la diversidad
de actores de la vida nacional. ¿Difícil? ¡Sí! Pero siempre valdrá la pena
intentarlo, por Venezuela y la vida. Trabajemos por la construcción de la CONFIANZA en la gente, esa capaz de lograr una transición política que deje
los menores saldos posibles de dolor, división y sufrimiento en nuestra
sociedad, para brindar la legitimidad y solidez necesaria que nos permita
avanzar y establecer mínimos acuerdos políticos serios y con compromiso
real capaz de generar políticas y reformas estructurales y
transformadoras en aras de una mayor igualdad de JUSTICIA posible,
para la paz y la reconciliación de los Venezolanos, sin impunidad.
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